HABLEMOS CLARO




La crisis económica internacional sigue instalada y profundizándose, y muchos de sus elementos nos hacen pensar que la misma será de larga duración. Una de las cuestiones que deberían ser eje del análisis es si la misma es una crisis financiera o si por el contrario los aspectos financieros de la crisis son simplemente una manifestación de una crisis de sobreproducción. La importancia de esta cuestión, radica en que considerar al capital financiero como dominante conduce a descuidar el estudio de lo central del capitalismo: la tasa de explotación, la tasa de ganancia, la tasa de inversión, el nivel de los salarios, el nivel de acumulación, las expectativas de los capitalistas, las innovaciones tecnológicas y sus impactos sociales. Por otra parte, la tesis (no marxista) de la centralidad del capital financiero lleva a ideas peregrinas como, por ejemplo, que el capitalismo se desplomará solo. Desde nuestro punto de vista, una interpretación correcta de los fenómenos económicos debe considerar: a) la ley del valor, b) la ley de la tendencia decreciente de la tasa de ganancia (la ley más importante de la economía política), c) la ley del salario relativo. Todas estas leyes descritas por Marx, están centradas en el ámbito de la producción, no en el ámbito financiero, por lo cual debemos considerar que el capitalismo funciona en el marco de leyes económicas tendenciales que se centran en lo productivo. El sistema capitalista necesita de la acumulación, para continuar siendo capitalista. Y esa acumulación se basa en la extracción de plusvalía a la masa de trabajadores a nivel mundial, que es la base del crecimiento económico y de la producción capitalista en general. El hecho principal es que el bienestar del capitalismo, se obtiene a costa de la explotación de los trabajadores asalariados.
Son muchos los elementos que indican que lo que hay en el fondo es una crisis de sobreproducción. Un ejemplo aberrante pero muy clarificador tal vez sea suficiente. Ya hemos comentado en artículos anteriores que en Haití, donde la mayoría recibe un 22% menos de calorías que el mínimo necesario para mantenerse saludable, la gente come tortillas de barro, hechas con una mezcla de arcilla y agua con un poco de aceite vegetal y sal. Mientras tanto, en Canadá, el gobierno federal paga 225 dólares por cada cerdo muerto, en una campaña masiva de sacrificio de cerdos, como parte de un plan de reducción de la producción. Los criadores de cerdos, bajo presión por los bajos precios y los altos costos del alimento para los animales, se han entusiasmado de tal manera con la matanza, que probablemente se agotarán todos los fondos asignados antes de que el programa termine en septiembre. Algunos de los cerdos sacrificados serán entregados a los Bancos de Alimento locales, pero la mayoría serán destruidos o convertidos en comida para mascotas. Por cierto, ninguno irá a parar a Haití. Es el mundo brutal del capitalismo. Un mundo en el que algunos destruyen alimentos porque los precios son demasiado bajos, y otros literalmente comen tierra porque los precios de los alimentos son demasiado elevados.
QUE PODEMOS ESPERAR
La tendencia decreciente de la tasa de ganancia es un obstáculo cada vez más difícil de superar, para el proceso de acumulación del capital. Pero el capitalismo siempre intenta superar estas contradicciones económicas recurriendo a medidas económicas y extraeconómicas. ¿Qué hacen los capitalistas para contrarrestar esta crisis de sobre acumulación de capital? En primer lugar, casi como medida predilecta, elevar la tasa de plusvalía, es decir, aumentar el grado de explotación de los asalariados, reducción del salario aún por debajo de su valor (de aquí la urgencia mundial de la "flexibilización laboral"). Por otro lado, abaratar el capital constante (la masa de capital invertida en medios de producción) que se vende de unos capitalistas a otros. También manipular el comercio exterior (es la razón de ser de la APEC, y de todos los TLC, TIFA, etc.). Manipular el poder del Estado. Incentivar las privatizaciones, disminuir el gasto público, recortar el presupuesto público, pagar menos impuestos, obtener subsidios estatales especiales para los privados, obtener exenciones impositivas. Aumentar la actividad comercial y financiera. Hacer crecer el capital ficticio. Sobreexplotar los recursos no renovables. Estimular las contrarrevoluciones. Estimular las guerras, etc.
A largo plazo, son medidas que agravan aún más las crisis capitalistas, a pesar de ciertos periodos de recuperaciones parciales. Estas medidas terminan por minar el papel de los Estados al tener que acudir en salvataje de los capitalistas, contribuyendo aún más al agravamiento de la crisis capitalista en general. Todas estas medidas estratégicamente diseñadas implican una característica propia del capitalismo contemporáneo: el proceso de neocolonización-recolonización, mediante anexiones ya no territoriales, sino zonas económicas, y dominio y subordinación político-militar, asociado a procesos de competencia y a la vez de cooperaciones interimperialistas, y una creciente asimetría entre países centrales, imperialistas, y países periféricos, dominados. Muchas de estas medidas ya las estamos viendo y nos preocupan. A nadie puede ocultársele que la guerra es intrínseca al imperialismo, y el aumento del gasto militar en los países del grupo de los 8, así como Pakistán, India, Corea del Sur, o Colombia y Chile son luces amarillas que no podemos dejar de atender.
NOSOTROS
Por eso es importante las medidas y decisiones tanto políticas como económicas que nuestro país tome de aquí en más, y en ese sentido nuestro Partido ha hecho propuestas de todo tipo para lo inmediato. Pero también es importante lo que hagamos para elevar el grado de conciencia de grandes masas, porque las condiciones objetivas no cuajan si no existen las subjetivas. Y los escenarios que tenemos por delante para hablar de estos temas con los frenteamplistas y el pueblo en general son abundantes y de índole variadísima. Para empezar, está el II Congreso del Pueblo, ámbito de discusión profunda de organizaciones sociales de la más variada gama, en donde estos elementos deberán estar sin duda presentes. Pero tenemos el escenario del 25 de agosto, día del Comité de Base. Allí habrá que hacer balance de lo actuado por nuestro gobierno, de lo actuado por el Comité y planear el futuro, pero ineludiblemente en el marco de la situación internacional y regional. Y todo esto junto a la preparación de nuestro propio Congreso en setiembre, del Congreso del PIT-CNT y del Congreso del Frente Amplio. Son todos ámbitos en los que debemos hablar claro, para que las grandes masas comprendan la responsabilidad del imperialismo y no le pasen facturas equivocadas a nuestro gobierno. Pero para que comprendan también que no nos podemos resignar ante un orden social intrínseca e insanablemente injusto como el capitalismo y que, pese a todo, seguimos creyendo que todavía es posible construir una sociedad mejor, y que lejos de extinguirse, la necesidad del socialismo se acentúa cada vez mas ante la realidad de un capitalismo salvaje que agobia a nuestras sociedades. .

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