LO QUE SE DIJO EN PUNTA CALA

“…lograr mejores condiciones de vida para los uruguayos, especialmente para los que más han sufrido y particularmente para convertir a este país en un país que asegura a sus hijos y a sus hijas, condiciones dignas de realización humana, de eso se trata. Esos son los objetivos tradicionalmente y estrechamente vinculados a los principios, por lo general las herramientas y los instrumentos se emparentan especialmente con el pragmatismo, no podemos confundir las cosas, no podemos dejar que esquemas ideológicos o prejuicios -como dije recién- dificulten el camino de la elección” (Danilo Astori).
Tal como nos tienen acostumbrados quienes defienden un TLC, se argumenta con expresiones de deseos que todos compartimos (mejorar las condiciones de vida de los uruguayos, asegurar condiciones dignas de realización humana, etc.), pero sin mostrar ni un solo argumento que explique por qué un TLC es el “instrumento pragmático” idóneo para alcanzar esos fines.
“En una palabra, se han profundizado las asimetrías internas del bloque y del proyecto. Nosotros no renunciamos -lo dijo claramente el Presidente, permítanme repetirlo a mí hoy-, a contribuir de la mejor manera posible a enfrentar estas asimetrías e intentar corregirlas”. “Pero una de las herramientas e instrumentos fundamentales que encontramos para contribuir a corregir las asimetrías, es progresar en los acuerdos bilaterales fuera de la región, y por eso estamos dedicados a trabajar y a pensar en cómo hacerlo con los Estados Unidos que son –repito- nuestro principal cliente”.(Danilo Astori).
Fantástico, acá al menos parece haber un argumento de tipo técnico. ¡!Ya era hora!! Pero sería bueno que Astori nos explicara como se hace para combatir las asimetrías dentro del bloque del MERCOSUR, haciendo acuerdos bilaterales con un país con el cual las asimetrías no solo son mucho mayores que las que tenemos con cada uno de los paìses del bloque al que pertenecemos, sino que son más grandes incluso con todo el bloque en su conjunto.
“ No partimos de cero en este caso, y no partimos de cero no sólo porque son nuestro principal cliente, sino porque tenemos con los Estados Unidos un tratado de promoción y protección de inversiones, que en los acuerdos bilaterales por lo general representan una proporción muy importante, de tal acuerdo y de tal convenio, y eso ya está hecho y ratificado por los dos Congresos”. (Danilo Astori).
Exacto. Eso es lo que dijo nuestro camarada el senador Lorier cuando se discutió el Tratado de Protección de Inversiones con Estados Unidos el año pasado, y que muchos lo negaron. Que la aprobación de dicho Tratado era el preámbulo de lo que vendría después, un Tratado de Libre Comercio. Lorier no se equivocó.
“En el mundo de hoy, comercio e inversiones son inseparables, ambos se abren espacios mutuamente. El comercio genera oportunidades de inversión, la inversión a su vez abre cauces nuevos al comercio, y todo ello se traduce en ingresos, empleo, calidad de empleo y naturalmente progresos en las condiciones de vida de nuestros pueblos. Nosotros no podemos renunciar a eso, es un crimen renunciar a las posibilidades de mejorar por este sendero, la calidad de vida de nuestros habitantes”.(Danilo Astori).
Falso. O verdad a medias. Ello no siempre es así. No quiero reiterar todo lo dicho en mi artículo de Carta Popular titulado “SI VIENEN LAS INVERSIONES…¿DE VERDAD GANAMOS?”, pero allí señalaba hechos que contradicen las afirmaciones de Astori. Con el Tratado de Libre Comercio, a México llegaron las inversiones (mas de 153.000 millones en 10 años), y se exporta 3,5 veces más que antes del Tratado. Pero eso no se tradujo en una mejora de las condiciones de vida de los mexicanos, sino que se tradujo en mayor desempleo, mayor pobreza y emigración.
“Las relaciones comerciales no son un vale todo pero tampoco se pueden ideologizar. Quien encara las relaciones comerciales entre países con actitud mercantilista pura, con soberbia, o de manera mendicante, o crea que los negocios para ser buenos tienen que ser turbios, se equivoca. Como también se equivoca quien en nombre de los principios cree que el comercio es un asunto de ideología. Se equivoca o desconoce el mundo en que vive” (Tabaré)
Dejemos de lado lo que significa para un marxista (y nuestro Presidente ha dicho más de una vez profesar esa ideología) decir que las relaciones comerciales entre países no deben analizarse desde un punto de vista ideológico (un error conceptual de una magnitud enorme). Uno debería esperar que quienes dicen que el TLC debe analizarse en forma pragmática, sin ideologizar, o dicho de otra manera, quienes están a favor de un TLC, serían los primeros en presentar a la opinión pública argumentos puramente técnicos y pragmáticos. Sin embargo, no es exagerado decir que no sólo no han presentado argumentos de este tipo, sino ninguna especie de argumento. Y que al contrario, quienes hemos presentado ese tipo de argumentos (analizando otros TLCs que están en vigor y de los cuales se pueden extraer importantes conclusiones) somos quienes estamos en contra de esos acuerdos. Cuando decimos que México, luego de más de 10 años de TLC con Estados Unidos exhibe cifras incontrovertibles (pobreza por encima del 50%, desempleo 30%; emigración 10.000.000) que indican las consecuencias nefastas de el tratado para México, no estamos ideologizando, sino presentando hechos irrefutables.
“…porque recordemos que la historia no retrocede, que la historia no se detiene pero que tampoco la historia se repite. El tren, algunas veces, pasa una sola vez”. (Tabaré).
Lo que hay que determinar es si ese es el tren que nos sirve, si va para donde queremos ir o para el lado contrario. No se trata de subirse a cualquier tren. En materia de derechos humanos, por ejemplo, nos subimos al primer tren que pasó: el de las mentiras que nos suministraron los militares, y aún estamos por saber a donde nos llevó ese tren. Por otro lado, hay otro tren que está pasando lentamente delante de los ojos de nuestro gobierno, y no se decide a abordarlo: el tren de la justicia. Ese si que pasará una sola vez, y ya no espera más. Es ahora o nunca, y es el tren de la anulación de la ley de impunidad. Y en este mismo orden de cosas, estamos viendo que hay algunos compañeros que se suben a cualquier tren. Hablo específicamente de algunos que dicen que están en contra de anular la ley de impunidad porque en la campaña electoral nos comprometimos a no anularla (cosa que además no es cierta), pero que muy sueltos de cuerpo están a favor de la firma de un TLC, sin importarles que en la campaña electoral nos comprometimos a no firmar ningún TLC (esto sí que es cierto).
”Este tema no lo resuelve sólo una fuerza política, este tema lo resolvemos entre todos los uruguayos”.(Tabaré)
Pero sucede que ya lo resolvió la fuerza política. No una sino dos veces. Y precisamente lo resolvió en contra. Quienes siguen por la senda de resolver los asuntos de verdadera trascendencia (y este lo es sobremanera) por fuera de las instancias orgánicas de la fuerza política, y en contra de lo que la fuerza decide en esas instancias orgánicas, no tienen ni la menor idea del daño enorme que le están infligiendo al FA. Tal vez piensen que los votantes simplemente se acostumbran a que esto suceda así, y que finalmente quienes se oponen a este tipo de decisiones se disciplinarán y punto. Sin embargo no están aquilatando los jirones que van quedando por el camino en cada una de estas ocasiones (Tratado de Inversiones, tropas a Haití, maniobras UNITAS, etc). De continuar por ese camino, seguramente nuestro ministro de economía seguirá recibiendo premios como el de mejor Ministro de Economía del mundo, por parte de la revista "The Banker" del grupo británico "Financial Times". Un galardón similar al recibido por el Ec. Isaac Alfie cuando detentaba dicho cargo en el gobierno del Dr. Jorge Batlle. Y seguramente nuestro gobierno seguirá cosechando aplausos estruendosos de un público selecto como el de Punta Cala. Pero al final del período habrá que ver que es lo que queda de la fuerza política que tanto esfuerzo y vidas humanas costó construir, y lo más importante de todo, que país construimos por ese camino.
Lunes, 14 de Agosto de 2006

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